En mis breves años dedicados al periodismo musical nunca había tenido que presenciar un desenlace tan triste en un evento rockero como el vivido el pasado sábado 12. Un Teatro Municipal inundado en humo y un voraz fuego que dañó, como nunca antes lo había hecho, a una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Sin lugar a dudas esa fecha quedará grabada en la retina de quienes tuvimos el honor de estar presentes.

Pero vamos a lo nuestro. Valparaíso, conocido en lengua mapuche como Alimapu (Tierra de Fuego), se vistió de gala para recibir a Mr. Paul Gilbert, quién fue antecedido por los afilados y virtuosos riffs de Erick Ávila, Claudio Cordero y Anthony Martínez. Vamos por partes.

‘Aurora’ resultó ganador de la versión 2014 de un Festival que año a año se supera a sí mismo. Martínez hizo gala cual profeta de este nuevo credo y ejecutó a la perfección el meritorio del primer lugar ¡Felicitaciones al ganador!

Erick Ávila – Reviviendo la nueva canción chilena

Comienza Erick Ávila un show breve pero directo. Marcado por su debut “Oblivion“. ‘Binsfield‘, ‘Latin Groove‘ y ‘Aachen‘ fueron acompañados de unas versiones rock instrumental de ‘La Joya del Pacífico‘, ‘Por una Cabeza‘, ‘Chile Lindo‘ y ‘Sube a nacer conmigo hermano‘. Destaco el lamentable corte de luz hacia el final, justo cuando iniciaba ‘Aachen’. Ávila sorprendió por sus versiones folklóricas que me recordaron el Yupaychay de Gabriel Hidalgo.

Claudio Cordero – Progresivamente poderoso

Ya con la inseguridad de que los cortes de luz podrían ser la tónica del evento, Alfredo Lewin presenta a Claudio Cordero. El músico disparó con el inédito ‘1.21 Gigawatts’ para memorar lo mejor de “Enlace” con ‘7 días’ e ‘Intolerancia’. Su perfecta ejecución no dejó espacio a errores. Y es que era imposible con tamaña banda que lo acompañaba, un versátil Mauricio Nader en el bajo y un apasionado Felipe Cortés a cargo de la batería, quién realmente motivaba al espectador, tanto por su ejecución como por la forma en que exprimía ese chinese y ese doble pedal. ‘Megalodón‘ y ‘Quasar‘ cerraron el show, el último tuvo que ser interpretado dos veces debido a un segundo corte de luz, que, cual crónica de una muerte anunciada, nos preparaba al epílogo que cerraría esta novela.

Mr Paul Gilbert – Academia en el escenario

Alrededor de las 21 horas Mr Paul Gilbert entraba al escenario mientras el respetable se agolpaba a las orillas del escenario para presenciar más de cerca el show. Acompañado Javier Guzmán (Inersia) y Matías Iturra comenzaban los últimos 45 minutos de un accidentado final.

‘Hey Joe’ de Jimi Hendrix, con un excéntrico solo con sus dientes, y la pasión e intimidad de ‘Little Wing’ nos hacían pensar que el tiempo se detenía. Gilbert hizo una especie de clase magistral de guitarra donde mencionaba que el control de ésta se regula desde la mano derecha (ojo velocistas y metaleros). Además introdujo, en términos muy sencillos, nociones de palm mute y rasgueos. Agregó que hay que aprender a tocar fuerte y despacio y utilizar el pie como metrónomo cultural. Toda una maravilla escucharlo.

Tristemente, tras improvisar un poco de blues, un poco de AC/DC y recibir un premio por parte de la organización, Lewin debió informar que Carabineros y la Gobernación ordenaron el abandono total del teatro debido al incendio que se estaba consumando en las cercanías. ‘Red House‘ y ‘Purple Haze‘ cerraron el telón que finalizó posteriormente en los Estudios 3dB en Viña del Mar, donde Gilbert se acompañó de quienes compraron su entrada VIP para un meet & greet donde terminó su show en una sesión íntima.

Paul Gilbert no quería bajarse del escenario en Valparaíso, pero la gravedad de los hechos convirtió –lamentablemente- a este Guitar Fest en uno con sentimientos encontrados. Por un lado el rock vibró como pocas veces lo hace en el Municipal, por otro lado, la desolación y -derechamente- el miedo terminó de convertir lo que sería un tranquilo fin de semana en una verdadera pesadilla. El fuego, a escasas cuadras del lugar, fue la última postal con la que el público regresó a sus hogares.

Este Rockstar Guitar Fest será recordado por esta triste despedida. Pero no pongo en duda, tanto la capacidad de la ciudad y su gente, como de los fervorosos creyentes y seguidores de la guitarra, que estarán, más pronto que tarde, reunidos nuevamente en torno a un evento que ya es carne viva de nuestro Alimapu, tierra de fuego y tierra de rock.